Nadie...cap 6

El día se había levantado soleado, pero sin mucho calor, lo que hacia agradable pasear un poco, ahora íbamos caminando al lado de nuestras bicicletas, conversando animadamente, disfrutando del sol de la mañana.

Era agradable poder volver a tener una conversación con alguien, aunque fuese con un chico de 14 años… En estos dos días juntos supe que a Alex le gustaba la música un poco heavy, los videojuegos y las chicas…De hecho estaba muy preocupado…

“Jo tío…me da palo decirte esto pero…aun soy…ya sabes…que no he estado con ninguna chica!!y con esto que ha pasado…igual me quedo virgen para siempre!!”

“jajaja no te preocupes, seguro que todo esto se soluciona y volvemos a ser un montón!!” dije sin mucho convencimiento, pero que le iba a decir…

“de verdad??no se tio..yo veo esto muy mal…”

“bueno, hay que ser positivo, siempre hay una salida no?”

Íbamos tan ensimismados que no nos dimos cuenta de unos ojos rojos que nos observaban desde debajo de un coche unos metros mas adelante, unos ojos rojos y una boca babeante pensando en su futura comida, se preparó para el ataque y esperó…

Me di cuenta demasiado tarde, vi al perro cuando salió como una exhalación de debajo del coche y cerró su mandíbula sobre el tobillo de Alex.

Pego un grito que con el silencio que había, se escuchó en toda la ciudad, los dientes del perro parecían un cepo aprisionando el tobillo del muchacho, que no sabía que hacer, empezó a darle patadas con la pierna que tenía libre en el morro del animal, que ni se inmutaba, yo lo agarré por el cuello intentando separarlo pero no había manera, Alex solo gritaba y me decía “quítamelo tío!!quítamelo!!” y yo me sentía impotente porque no podía hacerlo!! En un momento de lucidez recordé las katanas que tenía en la espalda, desenvainé una de ellas, y de un golpe seco corté el cuello del animal, que se separó del cuerpo manando borbotones de sangre…

Además de un asco terrible que me dio ganas de vomitar, me sentí fatal, nunca le había hecho daño a ningún ser vivo, supongo que fue el sentido común…

Pero incluso con la cabeza cortada, el animal soltaba su presa, tuve que buscar un tubo en una obra cercana y usarla como palanca para abrir las mandíbulas, y no creáis que me resultó fácil.

Alex solo decía “ostia tío!!ostia tío!!que fuerte!!” “te duele??” “buah un montón!!”.

“espera que voy a por algo!!” le dije y salí corriendo, buscando calle por calle, una farmacia…menos mal que era un pueblo pequeño y di enseguida con una, con las puertas abiertas, entré como una exhalación, salté el mostrador y empecé a buscar vendas, esparadrapo, alcohol y betadine, lo cogí todo y salí otra vez corriendo hacía donde estaba Alex, que seguía recostado contra el coche, mirando la cabeza decapitada del animal.

Le rasgué los vaqueros y aquello no tenía muy buena pinta..”Alex, piensa en otra cosa y relájate..” le dije y le vacié la botella de alcohol en la herida.

“Aaaargghhh tiooooo como quema!!!fuuu fuu fuu” la herida no sangraba, la rocié de Betadine y se la vendé, no sabía hacer otra cosa, y le ayudé a levantarse, rogando a que lo que le había hecho fuese suficiente. Nos fuimos a un parque cercano y nos sentamos en la hierba a descansar, Alex estaba terriblemente cansado, lo que no me dio ninguna buena sensación…Ciertamente, por la noche, a Alex le subió la fiebre terriblemente, literalmente ardía!! Y tenía la pierna horriblemente hinchada!! Buscando por los alrededores encontré una gasolinera con una de esas maquinas de hielo, que por suerte aún funcionaba, llené dos bolsas grandes y se las puse a Alex en la pierna y por el cuerpo para ver si conseguía bajarle la fiebre, el pobre ni se quejaba…a las tres de la noche, en un ataque de lucidez me dijo, “tío, creo que no salgo de esta, me moriré virgen, que triste…” “Venga Alex, no digas tonterías!! No te va a ganar la batalla un poco de fiebre!!y seguro que pronto encontramos a una tía buenísima que se enamora de ti y os enrolláis como decís ahora” “jajaja ya ya seguro…déjame dormir anda, tengo muchísimo sueño…”

Lo dejé dormir pero, no volvió a despertar…aunque parezca absurdo me pasé el todo el día siguiente cavando una tumba en el parque donde dejó de vivir, lo enterré y a modo de lápida puse una gran tabla, con su nombre que grabé con una navaja torpemente, y su chaqueta. No habíamos pasado mucho tiempo juntos, pero le había cogido cariño, además fue el que me dio esperanzas de encontrar a más gente, con lágrimas en los ojos, cogí mi bicicleta y mis trastos y volví al camino, sintiéndome más solo que nunca.