Tengo una
guitarra abandonada,
ser
inerte y sin vida,
vacía de
notas,
de música
y alegría...
Triste
espera,
loca
esperanza,
de
encontrar unas manos,
que la
enseñen a vivir...
Viendo
pasar el tiempo,
que se
escapa entre sus cuerdas,
frío y
humedad,
que
pudren su madera...
Ella
sueña con volar,
lejos de
aquel sótano mortal,
sueña con
triunfar,
ser una
superstar...
Quiere
que alguien la encuentre,
y la sepa
valorar,
que la
cuide y afine,
y sepa
hacerla vibrar...
Yo tengo
una guitarra abandonada,
y se
llama corazón...